Hay una hormona que es
conocida por su relación con el comportamiento humano agresivo, sin embargo, esta no es la única forma en la que esta sustancia química afecta la conducta
de las personas. Se trata de la Testosterona.
Es importante recordar
que la testosterona es una sustancia química que se encuentra también en insectos
(ecdisona), peces (11-cetotestosterona) aves, reptiles,
vertebrados y mamíferos, siendo asociada en todos los casos con la selección
del género masculino en los embriones; por ello también se clasifica como una hormona
esteroide del grupo andrógeno (productora de machos) es secretada por las
gónadas o testículos de los machos, por lo que se le ha llamado hormona
gonadal; siendo la hormona masculina más importante y un esteroide anabólico. Asimismo
se produce en los ovarios de las hembras y en pequeñas cantidades por las
glándulas suprarrenales. Todo ello nos sugiere, además, que está relacionada
con la evolución de las especies.
Entre las muchas
funciones conocidas de la testosterona está la formación de los huesos y los
músculos, el desarrollo de las características masculinas secundarias como el
cambio en el tono de la voz, crecimiento de la barba, entre otros. Uno de los
efectos más importantes de esta hormona es la llamada “Masculinización del Cerebro”; algunos estudios han mostrado que el
cerebro de hombre jóvenes tienen unos 176.000 Kms de fibras mielinizadas en
comparación con el de las mujeres de la misma edad que solo alcanza los 149.00
Kms, sin embargo las mujeres poseen una mayor conexión dendrítica en sus
cerebros.
Aunado a todo lo
anterior, la testosterona ha alcanzado su mayor fama por su relación con la
conducta agresiva, las conductas de riesgo y el egoísmo en los sujetos. No obstante
investigaciones recientes han mostrado la “cara positiva” de esta hormona. Un
estudio realizado por M. Kabbaj en la Universidad Estatal de Florida, Estado
Unidos, publicado en la revista Biologycal Psychiatrya, ha mostrado que existe
una región en el hipocampo, el cual está relacionado con la memoria y la
respuesta al estrés, que se corresponde con el efecto positivo de la
testosterona en contra de la depresión, esto fue probado en ratas adultas a las
cuales indujeron un estado depresivo que desapareció cuando se les
administro testosterona, ello les facilitó poder encontrar un marcador molecular
llamado MAP/ERK2 que es necesario
para que la testosterona anule la tristeza patológica.
Un segundo estudio, realizado
por los neurocientíficos C. Eisenneger y M. Naef, de la Universidad de Zurich
(disponible en http://www.nature.com/nature/index.html)
ha mostrado que esta hormona por sí misma no genera conductas como la agresión,
conductas de riesgo o egoísmo y que podría fomentar, también, comportamientos
positivos y más sociales que faciliten a los sujetos asegurar su estatus y
posición en las sociedades humanas.
Un tercer estudio realizados por M. Wibral y A. Falk, de la Universidad de Bonn, mostró que individuos que habían
recibido un suplemento para aumentar sus niveles de testosterona mentían menos
que aquellos a quienes solo se les dio un placebo, los resultados de esta
investigación contradicen a los que han relacionado a la testosterona con el
comportamiento antisocial y afirman que es posible que de manera conjunta esta
hormona aumente el sentido de orgullo y la necesidad de proyectar una imagen personal
positiva.
En este mismo sentido,
otros estudios recientes proponen que existe un mecanismo fisiológico subyacente
de la testosterona que provoca una menor actividad de la corteza orbitofrontal
cerebral, la cual se relaciona con la mentira, lo que se vería reflejado en una
conducta más honesta de las personas.
Según lo expuesto
hasta aquí, es la interacción entre el medio ambiente social y la testosterona
la que podría marcarla diferencia entre los comportamientos calmados y honestos
frente a los agresivos en los seres humanos.
Juan David Giraldo Rojas.
Estas sustancias químicas (neurotransmisores y hormonas), están diseñadas para cumplir diversas funciones. Desde un punto de vista biologicista, que asuma una posición determinista por los genes y las funciones biológicas del SNC. En este caso la Testosterona está asociada con diversas conductas como: la búsqueda de la copulación, el dominio, la agresión entre otras.
ResponderEliminarComo se dijo antes las sustancias neuroquímicas cumplen funciones en diferentes órganos del cuerpo. Si el poseedor de ese cuerpo a tenido aprendizajes “bienadaptativos”, configurando creencias funcionales en el individuo lo más probable es que la Testosterona genere comportamientos pro sociales, ternura y motivación para alcanzar metas.
Oscar Higuita.